01 diciembre 2005

Cuentito

J-2K

Me encontré no hace mucho con un tipo que utilizaba de estrado el pequeño monumento a unos militares muertos en una guerra. Cual político en bancarrota publicitaria declamaba para unos pocos en esa plazoleta pública. Tenía un aspecto bastante ruinoso y avejentado, pero a mi entender rondaba los treinta años, sus ojos eran jóvenes. Hablaba de la ley de los hombres y de la otra, contrastando al amor con la propiedad privada y los intereses individuales. Unos niños canillitas de vacaciones indefinidas eran su público, sus fieles seguidores.
-¿De qué habla el pelilargo éste?- pregunté a un niño de no más de ocho años.
- Callate y escuchá salame- me invitó el pequeño – date cuenta que es un tipo grosso que te enseña como vivir sin tener que sufrir.-
Carburé bastante en lo que me había dicho el pibe. La verdad es que tenía un poco de bronca por la falta de respeto en el trato del niño, pero ¿no había sido yo irrespetuoso con él interrumpiendo su trance hipnótico? Seguí pensando por un tiempo hasta que me di cuenta que todavía no sabía qué era lo que decía el flaco del monolito. Entonces tomé asiento en el borde de un cantero y escuché las alentadoras palabras del humilde y desconocido predicador.
Después de unos minutos de prestar atención reconocí en su discurso una similitud increíble con el de las religiones cristianas y pensé que era una treta de alguna iglesia para ganar fieles, estuve a punto de levantarme y seguir viaje cuando en medio de la prédica se dirigió a mí pidiendo que lo ayude a bajar del estrado. Unos chicos quisieron hacerlo, pero los detuvo. –Tengo que hablar con él- les dijo apartándolos con la paz de su mirada. Los pequeños comenzaron a jugar y se marcharon sin más rodeos.
Pasaron unos minutos hasta que nos sentamos en el cantero, y se decidió a hablar, me había quedado estupefacto al escucharlo en su disertación, pero más estupefacto quedé cuando me dijo dirigiéndome la mirada –¿me creerías si te digo que hace como veinte siglos que no piso la tierra?-
- Creo que no.
- Los niños creen.
- Ya he dejado de ser niño hace bastante y a las personas como vos las encierran en unos hospitales especiales.
- No importa si crees o no, te necesito porque eres de este tiempo, lo entiendes mejor que yo.
- La verdad que la mayor parte del tiempo no entiendo a este tiempo, y me parece que no entiendo ningún tiempo, siempre me he sentido tan diferente...
- No es nuevo que un buscador se sienta solo en el mundo, lo viví bastante, y aunque no quieras creer, los clavos duelen, pero no en la carne, más allá es donde hieren.
- ¡Bueno no comencemos con lo mismo! Resulta bastante desagradable conversar con una persona monotemática y que además cree que es otro.
- Está bien, una sola cosa quiero preguntarte y pido perdón por ser monotemático como decís vos ¿por qué a la gente no le interesan las palabras de amor? ¿Estoy perdiendo el tiempo? –Lo miré como pidiendo que se callara, pero siguió arrojando preguntas -¿Me torturarán como la vez anterior?
- ¡Epa! Pensé que era una sola pregunta y se te escaparon tres.- No sabía que decirle al flaco y además me sentía ridículo siguiendo su juego. - Responderé las que pueda y me voy.-
- Por favor, no sé que hacer en este lugar, mi papá me ha puesto una prueba muy grande.- Recordé que él había sido el primero en llamar papá al Padre. Y desvarié un rato, casi me había convencido de que éste era aquél. Pero mantuve la cordura.
-A ver... - hice un esfuerzo infinito para hilar las repuestas a tan delicadas preguntas. – En primer lugar, a las personas sí le interesan las palabras de amor, pero para leerlas en los libros, y no para poner la otra mejilla. La ley del talión sigue en pie, un poco camuflada pero en pie. Además la estructura moral de hace dos mil años no es la misma que la de hoy, hay gente que estaría feliz de que una gran parte de la sociedad ponga la otra mejilla, y así poder perjudicar y herir a sus anchas, pues hay muchos que no creen ni en ti, ni en tu Padre. Aunque, de esos muchos, hayan bastantes que creen que el amor es fundamental, tanto como el respeto a la vida y al libre albedrío, no están muy convencidos de cuáles son los límites entre el individuo y el amor universal por los seres y la naturaleza, por lo tanto optan por protegerse de los dueños de la no moral, que a mi entender son los que menos sufren en este mundo.
- La segunda pregunta no parece más sencilla de responder.- Proseguí.- Hay muchas personas que están haciendo lo mismo que vos en este momento, pues desde hace veinte siglos despertás un fanatismo bastante grande y son muchos los imitadores. Además, en contraposición a tu prédica, la Iglesia fundada por Pedro ha crecido abarcando gran parte del poder político del planeta extendiendo lo que dicen que decías vos, y por ello se publica impresa tu enseñanza en decenas de idiomas. Ya no es necesario que la cuentes, pues hay miles de interpretadores y hay tantas nuevas corrientes religiosas basadas en tu enseñanza como interpretadores. No sé si se practica tu enseñanza, pero si sé que existe por doquiera.- El hombre me miró con profundo dolor.
- Por último lo de la tortura es inevitable, tal vez no hayan ni cruces, ni clavos, ni coronas de espinas, pero la soledad y la indiferencia mellarán poco a poco en tu conciencia, y tal vez algún día abandones tu fe, o termines como judas. Será difícil la prueba de ser considerado como un loco, o como una especie de prestidigitador, siendo que te encuentras en todos los rincones del planeta. Tal vez esa es la prueba, aprender que no eres nada comparado con tu imagen.- Cuando dije esto último, percibí que algo se quebraba dentro de él. La amargura lo invadía, y me sentí mal por no haberle seguido la corriente y llenar de palabras dulces sus oídos ¿Quién era yo para amargar la existencia de alguien? El hombre sonrió con compasión infinita y me agradeció las respuestas. Después pronunció algo inentendible.
- Eloi, Eloi ¿lama sabactani?

18 noviembre 2005

Hermitaño. Maldito mundo.

De la sociedad nada se puede decir cuando no se ha tenido contacto con ella. Pues así es, desde hace un tiempo, que sólo tengo contacto con los libros y algunas noticias lamentables del mundo de verdad que me ha acercado la radio.
Me he enterado que para el de Florida, Martín Fierro ha muerto bajo el facón de algún negro desconocido para muchos, pero no para Hernández. Que Stevenson hizo asesino a un pequeño que se defendía de los piratas y cosas por el estilo.
Pero lo único que puedo decir es ¡Maldito mundo!
Aunque haya acotado mi espacio a dieciseis metros cuadrados, la radio me ha traído como el viento los sonidos de algún lugar que parece lejos, pero que está a mi lado. Sobre mi. En mi.
Y es que así es queridos lectores ¡Maldita hipocresía, maldita ciudad! Desde Grand Bourg hasta mi persona, inluídos ustedes ¿Por qué todos? Porque esta semana han metido presos a los lustrabotas que trabajan en la Plaza del Epicentro de la Ciudad, si, en la hermosa y perfecta plaza organizada para foráneos y gente de buenos modales. Y más aún, porque el gobierno les había entregado las cajas para trabajar a la mayoría de ellos. Y peor, la mayoría son niños.
No tengo más palabras que maldiciones hacia esta infame injusticia.

11 noviembre 2005

LA FORMA, está en forma

Paseando de noche encontré tocando a la banda de los más niños del Rock & Roll salteño, suenan sólidos los muchachos, y lo mejor de todo es que se animan de lleno con sus temas. Letras comprometidas, instrumentos bien tocados, climas extravagantes y mucha buena onda ofrecen los "pibitos" estos. ¡Saludos! y ¡Salutes!
Ahhh!!, me olvidaba de la parte más importante de este mínimo comentario...

Nunca dejen de entonar esas maravillosas líneas, que siempre me encuentran tambaleante, que son hasta un insulto para todo aquél que no ha tenido oportunidad de vivirlo en carne propia, y que rezan despectivamente:
¡Borracho, siempre borracho!

10 noviembre 2005

¿Qué sucede con el clima en Salta? Estoy comenzando a extrañar el solcito de noviembre, y tengo serios motivos para reclamar un poco de sol.
Hoy camino a la universidad la gente tenía mal olor en el ómnibus, parece que al estar nublado se bañaron menos, ni hablar de que estaban abrigados y hacían mas de veinte grados, pero este no es realmente el motivo principal, éste es que ya me estaba acostumbrando a ver a las señoritas pasear con menos ropa, le ponían más color y dinámica a la ciudad. No es una cuestión de libido, mas bien todo lo contrario, la gente con menos ropa se siente más natural, hasta se anima a reir.

08 noviembre 2005

Paseando un poco he escuchado un comentario de plazoleta entre unos chicos de no más de dieciocho años, ellos se sentían indignados, yo también. El Señor Gobernador de la Provincia de Salta, no permite que se hagan recitales masivos en la Ciudad, y si son de Rock mucho menos. Si alguien por acá tenía ganas de ver alguna banda de esas que salen en los programas de televisión, pues que se vaya olvidando, o comience a gritar. Las Causas que el gran señor aduce para suspender todo este tipo de actividades son: la violencia y las drogas. He estado en varios recitales y no he visto mucho de eso acá en esta ciudad. Creo que las causas son otras... ¿Será tal vez que perdió un juicio por la expropiación de territorios indígenas? ¿Será que los principales militantes en su contra son los jóvenes y los músicos de rock?

05 noviembre 2005

Lo que nos atañe hoy en la ciudad de Salta, es que cierra Esquina Libertad, tal vez el único bastión que había para todos los borrachos noctámbulos que disfrutaban del Rock y el Blues en vivo. Pues sí, un sitio que contuvo a decenas de bandas de pibes y no tan pibes cierra sus puertas después de la tocada de Perro Ciego esta noche. Varios serán los que queden sin rumbos después de esta noche.
Por cierto, la despedida entre amigos que organizó Doña Mara el jueves pasado estuvo bárbara. Con su guitarra tocó y cantó Don Nelson esos sones melancólicos que tanto le agradan un buen rato, y después siguió un rabioso y etílico Karaoke. Finalmente cuando ya no quedaban gargantas por exprimir, El Pibe Acosta largó sus melodias propias de él para liquidar la noche. Gracias a Don Cuca por los años de Bar.