-Y ahora que pasa! Eh?
-Quién te dice que por ahí encontrás algo para hacer...
Y si, buena respuesta para matar a un gil que estaba deprimido en el aburrido domingo. Esta mañana las viejas ni siquiera salieron a barrer las veredas. ¡Qué se puede esperar de un día así! No habían gestos de asco para éste, su humilde servidor, yo, que tambaleaba en medio de una borrachera nauseabunda y ni siquiera podía transgredir a la generación decrépita. Las cosas no podían resultar de esa manera, así que fui a molestar a los amigos extraños, y caí en la cuenta de que ya no querían saber nada de mi persona, inclusive estaban tramando derrocarme del trono.
-Y ahora que pasa? Aah?
Dime cuenta que debía hacer algo grande, para demostrar que seguía siendo yo la persona que estaba por encima de ellos. Así que propuse marchar a la Tucumán y Córdoba. También sugerí a los muchachos que practiquemos el viejo uno-dos con esas muchachas extrañas de la zona. Así que primero pasamos por la ya conocida cantina, y asaltamos unos víveres, yo su humilde servidor golpeó tanto al viejo que atendía que tuve un poco de asquito. Le dije al Gordo Lenny:
-Sacá el poxy y vamos de acá, me parece que el viejo se cagó encima y hay mucho olor.
El Gordo intentó revelarse, ahí noté que era él quien venía con la idea torcida de ser el Jefe.
No fue difícil ponerlo en aprietos, pues lo interpelé, cruzamos unos buenos tolchocos y finalmente nos pusimos a oler el pegamento para ver quien aguantaba más sin vomitar. De ahí saldría el verdadero líder.
El asunto es que enredado entre tanta alucinación, con los glassos perdidos en la infinita silueta de la rubia de gruesa voz perdí la conciencia por completo.
Y ahora que pasa che!
Me sorprendí diciendo cuando toqué las partes pudentas de la rubia en un intento del viejo uno-dos y tenía más para dar de lo que yo esperaba, vi al gordo sudar y babearse mientras la cana caía sobre mi, y allí comenzó la tortura amigos, ahí si que comenzó. A este, su humilde servidor le fueron veladas las fauces del infierno. Metido en una zanja con mal olor mientras oía la vieja cumbia villera fui asesinado en vida, los oficiales gordos y malolientes me practicaban el uno-dos ultraviolento, y así fue que nunca más pude salir con los muchachos.
De la vida del gordo se, que se hizo cana y abusa de las chicas de la zona del parque . Billiboy está en la brigada y le vende paco a los pibes. Pete tiene una sandwichería y mujer.
Y yo, vuestro humilde servidor ha comprendido que ya no se puede andar haciendo pendejadas.
04 mayo 2010
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